Why did I want to read it?

đź”— to original context

What did I get out of it?

Parece que ese joven poeta al que le escribe, lo que más le preocupaba era la la soledad y su relación con los demás. En la octava carta es donde creo que más claramente se expone su postura:

la soledad, resulta cada vez más claro que en el fondo no es nada que se pueda elegir o dejar. Estamos solos. Se puede uno equivocar sobre esto, y hacer como si no fuera así. Eso es todo. ¡Pero cuánto mejor es darse cuenta de que somos eso, más aún, precisamente para salir de ello! Entonces ocurre, ciertamente, que sentimos vértigo, pues todos los puntos en que solía descansar nuestra mirada nos los han quitado; no hay ya nada cercano, y todo lo lejano está infinitamente lejano. (…) Esto es en el fondo la única valentía que se nos exige: ser valientes para lo más extraño, asombroso e inexplicable que nos pueda ocurrir. A la vida le ha hecho infinito daño el que los hombres hayan sido cobardes en este sentido. (p. 84)

Staring Into The Abyss As A Core Life Skill como Nietzche:

Pues no es sĂłlo la pereza lo que hace que las relaciones humanas sean tan indeciblemente monĂłtonas y se repitan sin renovarse de caso en caso; es el miedo a alguna nueva experiencia no previsible, a cuya altura uno no cree haber crecido. (p. 85)

Pero sólo quien esté hecho a todo, quien no excluya nada, ni aun lo más enigmático, vivirá como algo vivo la relación con otro, y conformará él mismo su propia existencia a fondo. (…) la mayoría conoce sólo un rincón de su espacio, un hueco de ventana, una franja por la que suben y bajan. Así tienen una cierta seguridad. Y, sin embargo, es más humana esa peligrosa inseguridad que, en la narración de Poe, empuja a los prisioneros a palpar la forma de su cárcel, para no ser extraños al indecible terror de su estancia. Pero nosotros no somos prisioneros. No nos están preparadas caídas ni trampas(…). Si tiene espantos, son nuestros espantos; si tiene abismos, esos abismos nos pertenecen (…) Y si orientamos nuestra vida solamente según ese principio que nos aconseja que nos mantengamos siempre en lo difícil, entonces lo que ahora se nos aparece todavía como lo más extraño, se hará lo más familiar y fiel nuestro. (…) Quizá todo lo espantoso, en su más profunda base, es lo inerme, lo que quiere auxilio de nosotros. (p. 86)

Y aĂşn asĂ­, contra el exceso de introspecciĂłn:

No se observe demasiado. No saque consecuencias demasiado rápidas de lo que ocurre; déjelo ocurrir sencillamente. (p. 88).

En el trabajo un poco… Qué hago trabajando con datos en vez de estar zurriendo mierdas con un látigo:

sólo le puedo aconsejar que considere si no son así todas las profesiones, llenas de exigencias, llenas de enemistad contra el individuo, empapadas, como quien dice, del odio de los que se han encontrado mudos y malhumorados en el sobrio deber. La clase en que usted debe vivir ahora no está más pesadamente cargada de convenciones, prejuicios y yerros que las demás clases, y si hay algunos que aparentan una mayor libertad, no hay ninguno que se encuentre en sí mismo amplio y espaciado, y en relación con las cosas grandes en que consiste la vida real. (…) incluso aunque usted, fuera de toda posición, hubiera intentado un contacto ligero e independiente con la sociedad, no habría evitado ese sentimiento opresivo. (p. 65)

Este truco lo he visto alguna otra vez (lo recuerdo en la firma del correo de un jefe mĂ­o). Que muchas cosas que merecen la pena sean difĂ­ciles desde luego no implica que algo difĂ­cil merezca la pena. Aunque entiendo que es otra formulaciĂłn en realidad de no esquivar lo difĂ­cil por el mero hecho de serlo:

…nosotros debemos mantenernos en lo difícil; todo lo que vive se mantiene aquí, todo lo de la naturaleza crece y se defiende a su manera, y es algo propio partiendo de sí mismo, intenta serlo a toda costa y contra toda resistencia. Sabemos poco, pero el que hayamos de mantenernos en lo difícil es una seguridad que no nos abandonará; es bueno estar solo, pues la soledad es difícil; que algo sea difícil debe ser una razón más para que lo hagamos. (p. 72)

Esto es Esther Perel hablando de la intimidad en Mating in Captivity:

el amor que consiste en que dos soledades se defiendan mutuamente, se delimiten y se rindan homenaje. (p. 78)

Esto me recordĂł a Kurt Vonnegut referenciado en The Art of Balancing Solitude and Connection:

…ame su soledad, y aguante el dolor que le causa, con queja de hermoso son. Pues los que están cerca de usted, están lejos, dice usted, y eso muestra que ya empieza a hacerse una lejanía en torno suyo. Y si su cercanía está lejos, entonces su espacio ya está bajo las estrellas y es muy grande; alégrese de su crecimiento, en el que no podría hacer tomar parte a nadie, y sea bondadoso con los que se quedan atrás, y esté seguro y tranquilo ante ellos, sin atormentarse con las dudas, y sin asustarles con su confianza, ni con la alegría que ellos no podrían comprender. Busque usted con ellos alguna comunidad sencilla y fiel, que no se deba alterar necesariamente al hacerse usted mismo cada vez más distinto. (p. 52)

Otras notas

Esta fase Duino-Orfeo muestra también una sensible diferencia respecto a la fase «objetiva»: el poeta habla como un oráculo, como un visionario desvelador de la entraña del universo. (p. 13)

Por sentir el amor como varón, no como persona, hay así en su sensibilidad sexual algo estrecho, aparentemente salvaje, odioso, temporal, no eterno, que empequeñece su arte y lo hace ambiguo y dudoso. (p. 43)

Sobre Roma y los restos arqueolĂłgicos:

la sobrevaloración innombrable de todas estas cosas deformadas y corrompidas, fomentada por eruditos y filólogos e imitada por los que recorren Italia siguiendo la costumbre; cosas que, sin embargo, en el fondo no son más que restos casuales de otro tiempo y de otra vida, de algo que no es nada nuestro ni lo ha de ser. Al fin, después de semanas de defenderse cotidianamente, se encuentra uno, aunque un poco confundido, vuelto a sí mismo, y se dice: no, aquí no hay más belleza que en cualquier otro sitio, y todos estos objetos que han venido siendo admirados por generaciones, completados y mejorados por manos de albañiles, no significan nada, no son nada y no tienen corazón ni valor. (p. 58)